viernes, 26 de febrero de 2010

Cuadernos 92 Elogio de Lagasca QUINCE

ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA Y SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yáñez y Girona
QUINCE
Los eminentes servicios prestados por La-Gasca a favor de la ciencia y de la humanidad, fueron recompensados en 1813 por la Regencia del Reino que le confirió la plaza interina de director del Real Jardín Botánico de Madrid, cuya propiedad le concedió el Rey, ascendiendo sucesivamente el sueldo de 9.000 a 24.000 reales. Llegado a la cumbre de la carrera botánica en España, sentado en la silla del inmortal Cavanilles, no es posible explicar cuanto trabajó en todos los sentidos el nuevo director. El Jardín Botánico estaba en el más absoluto abandono y ni siquiera llegaba a ser una sombra de lo que había sido; la primera vista de la desolación de un establecimiento tan querido, el lamentable estado de uno de los más bellos monumentos de las glorias españolas, llenó su corazón de una aflicción indecible; pero a esta aflicción siguió el más firme propósito de trabajar sin descanso en su restablecimiento, propósito que cumplió con la mayor constancia y con un éxito, aunque muy inferior a sus deseos, mayor de lo que podía esperarse, atendidas las penurias del estado, las contradicciones que por todas partes se le pusieron y las demás demoras consecuentes a la intervención de un cuerpo intermedio entre el director y el Gobierno y después de comprendido el jardín botánico en el Museo de Ciencias Naturales.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Cuadernos 91 Elogio de Lagasca CATORCE

ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA Y SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yáñez y Girona
CATORCE
Pero volvamos nuestras consideraciones a la época de la gloriosa lucha de los seis años. La-Gasca, ocupado en los hospitales, no descuidaba por eso la ciencia que formaba sus delicias. Esta afición, comprimida por la severidad de sus principios en el cumplimiento de deberes muy sagrados, no estaba del todo extinguida. Sus proyectos dominantes, la Flora y la Ceres españolas, persistían en todo su vigor aunque no pudiese dar a su ejecución la latitud que hubiera deseado. Así que las horas libres que tenía después del desempeño de su plaza médica, lejos de destinarlas a inocentes diversiones o a las visitas de enfermos particulares para obtener justos honorarios con que subvenir las penurias que a veces sufría a la par de sus compañeros, las empleaba en salir al campo para dedicarse al examen de todos los vegetales; aprovechaba asimismo las continuas marchas que se hacían de aquella desastrosa guerra para herborizar en los terrenos que recorría; jamás salía sin volver a su alojamiento cargado con efectos de sus recolecciones. En 1811 publicó en Orihuela el primer número de las Amenidades naturales de las Españas, célebre en la historia de la ciencia por la Disertación sobre un nuevo orden de plantas de la clase de las compuestas, de las que se hablará más abajo. Jamás pensó en sí mismo, en sus comodidades, en su salud, en su vida, ya que el ejercicio de la medicina absorbía sus cuidados y todo el tiempo que le sobraba, por cualquier causa que fuese, lo destinaba a la agricultura y a la botánica. De ahí es que al regresar a Madrid después de la guerra, llevó consigo un segundo herbario recogido en las provincias meridionales, rico en variedades de cereales y con semillas de más de 700 4 especies de plantas que destinó para el jardín botánico.

martes, 23 de febrero de 2010

Cuadernos 90 Elogio de Lagasca TRECE

ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA Y SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yánez y Girona
TRECE
Tenemos desde este momento a La-Gasca en otra esfera más humilde, pero más filantrópica. Fue recibido con agrado por las autoridades legítimas, pero poquísimos pensaron en su justo valor la magnitud del sacrificio que acababa de hacer. Nombrado médico de número de los ejércitos nacionales, fue destinado al tercero, organizado en las provincias meridionales de la península; si distinguió notablemente en los hospitales en la práctica de su profesión cumpliendo sus sagrados deberes con la exactitud y celo que caracterizaron todas sus operaciones, pero sobre todo brillaron extraordinariamente sus conocimientos y virtudes, su celo y su constancia combatiendo en Murcia la fiebre amarilla en los años 1811 y 1812 en aquella terrible epidemia de que fue víctima su ilustre jefe, el famoso e ilustrado don Tadeo Lafuente. También fue La-Gasca atacado tres veces de la misma dolencia y en la última corrió un riesgo muy grave de perder la vida, e igualmente su familia, pero no obstante no se arredró jamás ni dejó asistir mientras pudo a los enfermos que tenía confiados. Publicó también varios opúsculos sobre dicha horrorosa enfermedad, a saber: “extracto de la obra de don Tadeo Lafuente, adicionado con observaciones propias y el Examen de la memoria de don Bartolomé Colomer sobre la fiebre amarilla”; en 1813 otro impreso titulado “Avisos saludables a los habitantes de Cádiz sobre el contagio de la fiebre amarilla”, y en 1822 otro impreso semejante, dirigió a los vecinos de Barcelona atacados entonces de la misma epidemia. Fue, además, el primero que en 1811 declaró la existencia de aquella insidiosa enfermedad, esta declaración puso su vida en el mayor peligro, le atrajo después persecuciones, compañeras inseparables en tales casos del mérito y de la virtud. Pero los particulares ilustrados, las corporaciones científicas le hicieron justicia y le honraron debidamente. ¡Honor a la Academia de Medicina de Murcia! La primera de todas las Sociedades literarias en condecorar a nuestro sabio, le nombró socio de número el 17 de enero de 1821. Este nombramiento es muy recomendable para aquella corporación; su ejemplo fue seguido después en diferentes épocas por la Academia Médica Matritense; por la Medicina Práctica de Cartagena y Barcelona, por la médico-quirúrgica de Cádiz, y últimamente por la Real Academia de Medicina de París, el 31 de marzo de 1835. El testimonio unánime de tantas corporaciones médicas, célebres en los fastos de la ciencia de curar, indica cuanto había sobresalido en el ejercicio de la profesión nuestro difunto consocio.

Cuadernos 89 Elogio de Lagasca DOCE

ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA Y SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yánez y Girona

DOCE
Estalló en 1808 la gloriosa guerra de la Independencia. Después de algunas oscilaciones las tropas del Capitán del siglo se estacionaron en Madrid y en las provincias limítrofes a fines de dicho año. El Gobierno de José quiso atraer a La-Gasca a su partido y premiar sus vastos conocimientos con la plaza de director real del Real Jardín Botánico y el sueldo de 12.000 pesetas. La-Gasca había estado hasta entonces ajeno de las convulsiones políticas y concentrado únicamente en sus tareas favoritas que proseguía con una constancia inalterable. Hay que creer que las recomendación de Humboldt pesó mucho para la determinación de aquel Gobierno, el cual, aunque intruso contra la voluntad nacional, y producto de la más alevosa perfidia que refieren los anales del linaje humano, no podrá menos la historia imparcial de hacerle la justicia de publicar que protegió las ciencias y los sabios mucho más que alguno de nuestros Gobiernos legítimos. Nada podía ser más halagüeño para La-Gasca que una plaza tan brillante, tan bien dotada y tan conforme con sus estudios e inclinaciones; pero nuestro sabio consocio fue siempre todo español; la noticia confidencial de este proyecto le sobrecogió al momento; a la extrema pasión por la Botánica, sintió suceder en su corazón el pundonor nacional y el deber de patriota; se ocultó de pronto, sustrayéndose a las investigaciones de una suspicaz policía, cuya vigilancia burló últimamente fugándose de Madrid en ocasión oportuna. Esta fuga sucedió en 1809.

lunes, 22 de febrero de 2010

Cuadernos 88 Elogio de Lagasca ONCE

La iglesia que conoció Lagasca
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ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCAY SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yánez y Girona
ONCE
Lleno La Gasca de noticias tan extensas como interesantes no era posible limitase su comunicación a las conversaciones privadas, a las explicaciones que daba a sus discípulos; imagen viva de la suprema sabiduría que es esencialmente comunicativa, no tenía ninguna reserva para las personas que se le acercaban y deseaban instruirse. En las lecciones públicas que explicó en la cátedra de Botánica en 1806 y 1807, en sustitución y por encargo especial de don Francisco Antonio Zea, sucesor de Cavanilles en la dirección del Jardín, dio un indiscutible testimonio de la prodigiosa extensión de sus conocimientos y admirable grandiosidad de sus ideas, con satisfacción general y aprecio del profesor que les había hecho esta confianza. Pero para llenar sus ardientes deseos de ser útil a la Patria no le bastaba todo esto, era menester además que difundiese también sus conocimientos por la imprenta en época en que se hallaba tan aherrojada, aprovechando todas las ocasiones que le proporcionó aquella protección a medias que el Gobierno de entonces daba de vez en cuando las Ciencias Naturales. Sus conocimientos están consignados en los Anales de Ciencias Naturales y en las Variedades de Ciencias, Literatura y Artes. En el primero de estos periódicos se leen varias memorias trabajadas en unión con el benemérito don José Demetrio Rodríguez, sucesor que ha sido suyo en la cátedra y dirección del Jardín, a saber: las descripciones de varias especies nuevas cultivadas en el propio jardín (núm.12, página 256, y núm. 13, página 65); una memoria sobre algunas plantas españolas recogidas en Sierra Nevada (núm. 15, página 263); otra sobre los vegetales hallados en Breussonat en su viaje al Norte de África (núm. 16, página 138);, y además la introducción a la Criptogamia española que compuso en unión de Clemente y García (núm. 14, página 135. En las Variedades de Ciencias, Literatura y Artes son de ver los artículos de La-Gasca en los números 19, 21, 22, y 25, que consisten en la descripción de varios géneros nuevos de plantas y de muchas especies nuevas y poco conocidas. Escribió también el artículo Vegetal, inserto en el Diccionario y Cirugía de Vallano, y además una gran copia de manuscritos que comunicó a los demás eminentes botánicos de Europa, con quienes estaba en relaciones. En dichos artículos es de admirar su genio botánico; en ellos resplandece la vasta extensión de sus noticias y se echa de ver aquel puro amor nacional, del que dio después tan grandes y tan repetidas pruebas. Su fama, concentrada primero en España, empezó a volar por todo el orbe civilizado; mereció el aprecio de los sabios de primera nota y en otros del célebre Humboldt, que fue, según parece, la causa inocente del terrible compromiso en que se vio al cabo de poco tiempo.

viernes, 12 de febrero de 2010

Cuadernos 87 Anthurios, una flor de interior

Anthurios

"Son flores tropicales y exóticas era llamada como la flor del flamenco en los países anglosajones, incluye más de 600 especies de las regiones tropicales de America, México, Costa Rica, Argentina y Uruguay.
Desde hace tiempo esta flor ha sido el emblema de Hawai, uno de los principales productores.El Anthurio, era una flor prácticamente desconocida hace apenas dos décadas, ha alcanzado una enorme popularidad en los últimos años por su espectacularidad y belleza.Debido a su alto precio es una flor que raramente se presenta en ramos, sino es mas frecuente que se utilice un único tallo como complemento de bouquet, centros de mesa o ramos de novia, eso si luciendo la posición mas destacada.Esta flor, puede encontrarse en una gran variedad de colores que va del blanco al rosa o rojo en su versión mas popular, podrás disfrutar de la belleza de esta flor tropical hasta por dos semanas, únicamente necesita de suficiente agua fresca renovándola cada 3 días.
El Anthurio, fue una flor que cuenta con una leyenda según los españoles decían que contaba con propiedades afrodisíacas, quizá por la peculiar estructura de la flor, también la consideraban como símbolo de fertilidad, por lo que era muy común antiguamente. " (Tomado de Internet)
Planta cultivada en interior, tiene flor durante todo el invierno.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cuadernos 86 El calendario

Editado por Cuadernos de Encinacorba
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Sobre un sello de Lagasca
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Una tirada de 500 ejemplares
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Con un reparto gratuito
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Con el objetivo de hacer más próxima su figura
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domingo, 7 de febrero de 2010

Cuadernos 85 La lucha por recuperar Santa Quiteria para Centro de Interpretación

SANTA QUITERIA EN LA LISTA ROJA DEL PATRIMONIO
(RECUPERRARLA PARA CENTRO DE INTERPRETACIÓN)
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Encinacorba es un municipio situado, apenas, a 50 kilómetros de la opulenta Zaragoza y que tiene, entre otros elementos de valor cultural y patrimonial, la ermita de Santa Quiteria datada en el siglo XIII y perteneciente al gótico primitivo. Esta ermita fue declarada, antes de que hicieran las transferencias de Patrimonio a Aragón, Monumento Histórico-Artístico. Posteriormente fue declarada por el Gobierno de Aragón, Bien de Interés Cultural (BIC) y, actualmente, es Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés. El día 4 de febrero, jueves, se hizo público en algunos medios de comunicación la situación tan absolutamente lamentable a la que hemos llegado con este “Bien Catalogado...” pues, “Hispania Nostra”, la había incluido en la Lista Roja del Patrimonio Español.
Referiremos ahora de forma concisa como hemos llegado a esta situación. Situación que no parece preocupar a nadie, mientras que los bienes aragoneses en Cataluña, que tienen debidamente garantizada su supervivencia y mantenimiento, son objeto de diario debate en los foros políticos y en los medios de comunicación, paradójicamente.
Personalmente conozco la ermita desde la infancia, y desde hace al menos 32 años el inmueble ha permanecido totalmente abandonado, ajeno al culto, y sin ningún tipo de mantenimiento. Hace aproximadamente un par de años el alcalde de la villa, Mateo Gasca, autorizó la llegada al pueblo de un ganado para pastorear el término municipal. Un buen día nos enteramos de que, este ganado, pernoctaba en la susodicha ermita. De tal hecho queda en la ermita una cama de sierle (excremento de la oveja) como testigo mudo del desaguisado. A partir de ese momento nos pusimos a investigar en el asunto y a tratar de ver la forma de salvar el inmueble de la ruina. El camino ha sido todo un cúmulo de despropósitos, de decepciones, de negativas y de portazos institucionales. Después de recurrir al auxilio del Justicia de Aragón que emitió un informe, ejemplar, y aceptado por las partes, nada se ha movido. Después de recoger más de 860 firmas, instando a la restauración, en un municipio de 264 habitantes, nada se ha hecho. El Ayuntamiento centra sus argumentos en dos puntos a saber: a) la ermita es propiedad de la Iglesia Católica, consecuentemente, la Iglesia debe arreglarla y b) el Ayuntamiento no tiene dinero apara acometer tal obra. La Dirección General del Patrimonio Cultural Aragonés, a cuyo frente se encuentra don Jaime Vicente Redón señala: esta Dirección General sólo actúa en aquellos monumentos que son BIC (Bienes de Interés Cultural). La Comarca Campo de Cariñena argumenta: a esta Comarca no se ha pedido en ningún momento ayuda, si se hubiera hecho, se habría atendido la petición. Como puede verse, todo el mundo trata de “quitarse” responsabilidades. Queremos dejar, sin embargo, nuestra posición clara a favor de la restauración y en contra de argumentos que son poco convincentes o artificiosos. En primer lugar, todo aquello que es declarado “Bien Cultural”, debe ser preservado. Su importancia trasciende lo material y se convierte un bien común, cuyo dominio es la sociedad entera. Lo mismo decimos y debe practicarse con edificios de otras religiones, sean cuales fuere, o con edificios civiles (casas, castillos, etc.). Llegados aquí cabe decir que tanto los poderes civiles, como los eclesiásticos, deben colaborar unidos para proteger y salvar el bien que se pretende. Este punto lo deja palmariamente claro el Justicia de Aragón en su Informe. En segundo lugar y retomando el argumento que esgrime el Ayuntamiento, de que el municipio no tiene dinero, cabe decir que: las administraciones públicas no tiene por qué tener dinero en depósito. Las administraciones se nutren de los impuestos, así ha sido siempre. Los municipios con poco poder recaudatorio, como Encinacorba, además, deben recabar la ayuda de las diferentes administraciones para que entre todas, además de la Iglesia Católica que es la propietaria, se cubra el presupuesto. Pero no se puede argumentar que “no hay dinero” si, previamente, no se ha sondeado un presupuesto mínimo, no se ha solicitado ningún dinero a ninguna Institución ni pública ni privada (Cajas de Ahorro), ni se ha movido el Ayuntamiento para nada. Cientos de Ayuntamientos en Aragón han establecido conciertos con las diversas administraciones para arreglar sus iglesias y sus bienes culturales. La misma Comunidad Autónoma de Aragón aporta dinero para que vuelva a Aragón los “Bienes de la Franja”, que ahora están en Cataluña, y son también, bienes particulares. Todo este asunto, a nuestro entender, da la medida de qué tipo de “sociedad” conformamos y qué tipo de nivel cultural nos adorna, más allá de la televisión de plasma. La Comarca, institución recién llegada a la administración del Estado, deberá dar muestra de su capacidad de gestión y de actuación en un caso claro, que por cierto, es de su competencia. No en vano se ha trasferido a las Comarcas la competencia sobre los Bienes Catalogados del Patrimonio Cultural Aragonés. Por último, decirle a la Iglesia Católica, que debe ser más diligente y solidaria. Leemos a menudo en la prensa las inversiones tan sustanciosas que hace la DGA en el patrimonio eclesiástico de Zaragoza capital. Sin duda lo necesitará, no lo dudamos, pero también es cierto que Santa Quiteria no puede seguir así. Hay que darle una solución, ya. Porque Encinacorba: ¡EXISTE!.
Esther Auré Casanova

viernes, 5 de febrero de 2010

Cuadernos 84 Pedimos que Santa Quiteria sea Centro de Interpretación de Mariano Lagasca

En 2014 se cumplirá el 175 aniversario de la muerte de Lagasca
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Pinchar para leer.
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Artículo del "Heraldo de Aragón" denunciando la situación tan lamentable en la que se encuentra la ermita de Santa Quiteria en Encinacorba, y en el que se propone, sea comprada y convertida en Centro de Interpretación Botánica: Mariano Lagasca.
Interior de la ermita de Santa Quiteria