jueves, 31 de diciembre de 2009

Cuadernos 59 Elogio de Lagasca DOS

Tarragona, lugar donde Lagasca se inició en la Botánica

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ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA
Y SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yáñez y Girona
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DOS
"He dicho que sus padres lo destinaron al estudio eclesiástico en una época en que era general que las familias de España proyectaran, a lo menos, un miembro de su seno al referido estado. La-Gasca no se sentía llamado a él, no reconocía en su interior tendencia alguna a las ciencias metafísicas, pues ya empezaba a apuntar en él la afición, que después fue necesidad, hacia el estudio de la naturaleza. La Providencia había dispuesto que no fuese una de las víctimas de la preocupación general y que no se consumiese inútilmente en la oscuridad el que debía ser gloria de España.
Le deparó por guía el señor Verdejo, canónigo tan respetable por la pureza de sus costumbres como por su ilustración, quien muy distante en esto de otros individuos de su clase, le abrió el camino, le fortaleció con sus consejos y le proporcionó los medios mientras vivió. Tenía el señor Verdejo bastante afición a la agricultura, y entre las personas ilustradas que frecuentaban su casa, se distinguían, particularmente, don Antonio Martí, célebre ya entonces en los anales de la ciencia por sus experimentos sobre la fecundación de los vegetales, producción de razas bastardas, indagación en las plantas criptógamas, rectificación del análisis del aire y muchas otras materias, poco conocidas en aquel tiempo. Las conversaciones con dicho sabio, tan profundo como modesto, gloria de Tarragona y de toda España, honor de esta Academia, que se hizo un deber de colocar su busto en esta misma sala, infundieron en el ánimo de nuestro joven la afición que fue después la causa de tan prodigiosos afectos. Esto aconteció en 1794. Bien puede gloriarse Aragón de haber sido la patria de La-Gasca; a Cataluña le cupo la suerte de ser la cuna de su ciencia; Encinacorba le vio nacer; Tarragona le vio aprender los principios de la Botánica. Un compañero nuestro fue el que le comunicó estos principios, el que le acompañó en sus primeras herborizaciones, el que le resolvió las primeras dificultades, el que le trasmitió aquel amor a la ciencia de los vegetales que le ocupaba enteramente y adquirió nuevas creces en el corazón de su discípulo. Si Martí no tuviese contraidos méritos eminentes para la ciencia, éste sólo le haría acreedor a la inmortalidad."

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Cuadernos 58 Elogio de Lagasca: UNO

Acebo del Real Jardín Botánico de Madrid
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ELOGIO HISTÓRICO
A
D. MARIANO LA GASCA
Y SEGURA
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1776 – 1839
Por el doctor Agustín Yáñez y Girona

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UNO
"Don Mariano La-Gasca y Segura, hijo de don Ramón y doña Manuela, propietarios y oriundos por entrambas líneas de familias honradas, nació el 5 de octubre de 1776 en la villa de Encinacorba, provincia de Teruel (sic), diócesis de Zaragoza. Apenas salió de su infancia fue colocado en casa del erudito don Antonio Verdejo, canónigo de Tarragona, bajo cuya dirección emprendió su carrera literaria, destinado, al parecer, por sus padres al estado eclesiástico. En dicha ciudad cursó gramática latina, humanidades, tres años de filosofía y uno de teología, según parece. La quema de los documentos públicos que sufrió aquella desgraciada metrópoli después del horroroso asalto de 1811 y la muerte de casi todos los que podían proporcionarnos una razón exacta de aquellos estudios de La-Gasca, no permiten dar noticias circunstanciadas de sus primeros progresos. Consta, sin embargo, que era un aventajado entre sus condiscípulos, que la ilustre Sociedad Económica de Tarragona, muy brillante en aquella época bajo los auspicios del santo y sabio arzobispo Armañá, le dio el premio en el curso de Humanidades, que defendió conclusiones públicas de física con general aceptación y mereció toda la confianza de su ilustre protector a quien correspondió con la más fina adhesión hasta su muerte."

martes, 29 de diciembre de 2009

Cuadernos 57 La villa natal de Lagasca

VILLA NATAL DE LAGASCA
(Tomado de "Imágenes Aparecidas, y Halladas")

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“Encina Corva, Villa y possesión de la Religión de S. Juan de Jerusalen (en tiempos antiguos de Templarios) está situada a distancia de una legua de la Villa de Cariñena, llamose antiguamente Barracas, quando estava edificada en la partida, que llaman oy de la Muela, a un tiro de bala de la situación, que hoy tiene: de aquella primera población sacan los arados vestigios varios de piedras, y diversas vafsixas: dixole Encina Corva en la segunda población, porque se hizo esta cerca de una Encina torcida, (* que quedó por Armas suyas) donde hoy llaman Media Villa: ensancho sus términos, con la agregación del Lugar de S. Gil, oy Pardina: es Patria de la V. Madre Sor Isabel de Ubid, Religiosa de el Orden de Santo Domingo, y Maestra de Novicias de su Convento de S. Fé de Zaragoza, Fundadora de su Convento de Benavarre: tiene Encina Corva una Reliquia notable de S. Esteban Proto-Martyr, con que asegura sus cosechas de las calamidades de piedra, y otra de S. Cosme; pero la que mas la illustra, es, servir su Iglesia Parroquial, de Concha a la mejor Perla N. Sa. del Mar.”

lunes, 28 de diciembre de 2009

Cuadernos 56 El entierro de Lagasca en Barcelona

RELATO DEL FUNERAL DE LAGASCA
Y ACUERDOS TOMADOS POR LA ACADEMIA DE CIENCIAS NATURALES Y ARTES DE BARCELONA

“ El 26 de junio de 1839 fue un día de luto para las Ciencias Naturales. En dicho día terminó su carrera mortal, después de una larga serie de padecimientos, el gran botánico don Mariano La-Gasca y Segura. Los amantes de las glorias españolas, los aficionados a los conocimientos útiles, lloran todos la muerte del modesto sabio, cuya pérdida dejaba entre nosotros un vacío inmenso en el estudio de los vegetales. La ilustrada Barcelona no podía mostrase indiferente a tan tamaña desgracia, y cumplió con el deber de manifestar su sentimiento y tributar los honores a los respetables restos que tiene la gloria de guardar en su cementerio. El Excmo. Ayuntamiento constitucional proporcionó el coche fúnebre de más lujo, tirado por ocho caballos ricamente enjaezados, para trasladar el cadáver en la tarde del día 27; seguía el coche del respetable obispo, que había tenido alojado en su palacio al difunto por espacio de seis meses, y endulzado las amarguras de su situación con todas las atenciones de la amistad más fina y de la caridad cristiana más heroica cuyo coche iba ocupado por el señor don Benito Pigém, arcediano del Llobregat, en representación de S.E.I., acompañado de un pariente y dos familiares de nuestro prelado, y una porción de coches ocupados por las comisiones de las corporaciones literarias de la ciudad, a las que pertenecía La-Gasca, y por algunos particulares que quisieron prestar este obsequio a su mérito y reputación, cerraban el acompañamiento. Llegada la comitiva al cementerio, y antes de colocar el ataúd en el nicho que se le tenía destinado, el doctor don Agustín Yánez, decano de la comisión de la Academia de Ciencias Naturales y Artes, improvisó en representación de la misma, un discurso afectuoso en elogio de La-Gasca, que fue oído con el mayor recogimiento y visibles muestras de conmoción de los concurrentes. Todos los periódicos de la ciudad dieron después la relación de esta fúnebre ceremonia.
El 10 de julio inmediato celebró sesión extraordinaria la mencionada Academia, en la que se dio cuenta de lo que se llevaba explicado, y en medio de las más vivas señales de dolor, se tomaron por unanimidad los acuerdos siguientes: 1º.- Que se colocase el busto de La-Gasca en el friso de la sala de sesiones, en el óvalo correspondiente. 2º.- Que se hiciese su elogio histórico con toda la extensión posible, para leerlo en junta general pública, encargando su redacción al mismo don Agustín Yánez, y dándole por sus compañeros que le auxiliasen en recoger los datos a los socios don Félix Janer, don Ignacio Graells y don Pastor Rosés, amigos del difunto. 3º.- Que se abriese la suscripción propuesta por el socio Yánez en su discurso improvisado, excitando por medio de una circular el celo de las corporaciones literarias a que había pertenecido el difunto, el de los profesores de las Ciencias Naturales en toda Europa y el de los amantes del honor nacional, para levantar con su producto un monumento que perpetúe la memoria del esclarecido La-Gasca, manifestando el aprecio y respeto a que era acreedor y sirva de estímulo a la juventud estudiosa.
La realización de este último proyecto pende todavía del resultado de la suscripción abierta, más la de los primeros acuerdos tuvo lugar el 4 de abril de 1842. reunido un concurso muy lúcido de los sujetos más respetables de la ciudad, en la hermosa sala de sesiones de la Academia de Ciencias Naturales y Artes, cuya capacidad fue inferior al número de personas que se presentaron a consecuencia de los avisos que dieron los periódicos, el presidente anunció en breves palabras el objeto de aquella sesión solemne, y dispuso que l secretario leyese el acta de la junta extraordinaria de 10 de julio de 1939, de que se ha hecho mención arriba. Acto seguido el doctor don Agustín Yánez leyó el elogio histórico de La-Gasca, que fue oído con el más respetuoso silencio y arrancó lágrimas de los corazones sensibles. Por último el presidente dio las gracias al respetable auditorio en nombre de la Academia, y levantó la sesión retirándose los concurrentes después de haber felicitado al autor del elogio.”
Trató... de todas las plantas, desde el cedro que se cría en el Líbano, hasta el hisopo que brota en las paredes” (Traducción del obispo Amat)
CULMINAMOS ASÍ EL 170 ANIVESARIO DE SU MUERTE QUE SE CUMPLE ESTE 2009

domingo, 27 de diciembre de 2009

Cuadernos 55 Partida de Bautismo de Lagasca

MANUEL MARIANO LAGASCA Y SEGURA
Encinacorba, 5 de octubre de 1776
- Barcelona, 28 de junio de 1839
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Partida de bautismo de Manuel Mariano Lagasca:
“En la Iglesia Parroquial de la villa de Encinacorba, a seis de octubre del año mil setecientos setenta y seis, yo, Silvestre Labaja, vicario, bauticé con solemnidad a un niño que nació el mismo día, hijo de Ramón Gasca y Manuela Segura, su mujer; nieto de Ramón Gasca y Apolonia Guía, y de Pedro Segura y Rossa Gasca; al cual pusieron por nombre Manuel Mariano. Fue su madrina María Gasca, a la que advertí el parentesco espiritual, oficio y obligaciones, y por la verdad lo firmo. Silvestre Labaja Vo.”
Mariano Lagasca y Segura no es uno más de los sabios aragoneses del pasado. Conforme va aflorando la información sobre su vida y su obra, su figura, se engrandece hasta cuotas inimaginables para un científico al que le tocó vivir una de las épocas más convulsa de la historia de España: La Guerra de la Independencia, el reinado de Fernando VII, y el exilio.
Lo primero que hay que decir de Lagasca es que, efectivamente, está esperando la oportunidad de salir a la palestra de los grandes científicos aragoneses y españoles del siglo XIX.
La figura de Lagasca es de una magnitud impresionante y cuando se haga su estudio con profundidad se verá su relevancia, pues fue, en Europa, la figura científica española más relevante hasta Ramón y Cajal.
Cavanilles, Rojas Marcos y Lagasca, los dos primeros valencianos, forman un trío impresionante en la botánica española del siglo XVIII y principios del XIX.
Con cien (100) años de antelación al ruso Vovilov supo clasificar la Ceres Hispánica de acuerdo con los principios que inspiraba la teoría de “Las series homologas en la variación”.
Como reputado sabio fue acogido en las principales Academias europeas de su tiempo, como socio o como miembro honorífico en otros casos.
Al ser una de las más destacadas personalidades de la intelectualidad de su tiempo, expuso, en la apertura del curso académico del Real Jardín Botánico de Madrid (1821) los planteamientos liberales en torno a la educación: tres niveles académicos (modelo francés) y la implantación de la enseñanza primaria gratuita y universal en un plazo de tres años.
De todos es sabido que los más de 20 años de trabajo en la Flora Hispana fueron quemados en Sevilla por la reacción fernandina.
Se conserva La Ceres en el Jardín Botánico de Madrid.
El legado de Celestino Mutis se conserva gracias a Lagasca.
Se conservan cinco libros en el Real Jardín Botánico de Madrid:
1º AMENIDADES NATURALES DE LAS ESPAÑAS Tomo I, primera y segunda parte.
2º HELENCHUS PLANTARUM
3º GENERA ET SPECIES PLANTARUM, QUAE AUT NOVAE SUNT,
4º MEMORIA SOBRE LAS PLANTAS BARRILLERAS DE ESPAÑA.
5º OBSERVACIONES SOBRE LA FAMILIA DE LAS PLANTAS APARASOLADAS.
El “Hortus Siccus Londinensis”, descompuesto de su formato original, forma parte de diferentes colecciones del RJB. Habría que investigar en el Reino Unido y en Málaga, sobre su legado en el exilio.
En la isla de Jersey (Canal de la Mancha) practicó con gran eficacia la hibridación de cereales convirtiendo la isla en el semillero del reino Unido.
José Luis Maldonado, Vicente Martínez Tejero y otros, han tratado la figura y la obra de Lagasca recientemente.
Puede considerársele el “Darwin español” ya que fue pionero en las hibridaciones y precursor de Vovilov.
Tuvo una peripecia vital propia de un romántico del siglo XIX, pues su brillante trayectoria científica estuvo llena de luchas y decepciones.
Fue amigo de Isidoro de Antillón y colaboró con él en el Atlas de España ya que, Lagasca, había recorrido gran parte de la Península Ibérica herborizando.
Descubrió en Liquen Islándico (entonces noticia de gran relevancia pues se utilizaba para tratar la tuberculosis).
Amigo del obispo catalán Amat, murió junto a él en Barcelona el 28 de junio de 1839. Éste dijo del aragonés, rememorando una cita bíblica: “Trató... de todas las plantas, desde el cedro que se cría en el Líbano hasta el hisopo que crece en las pareces”.
Fue patriota y se alistó al ejercito español en la lucha contra la ocupación francesa.
Seguramente se me quedan muchas cosas en el tintero y hay muchas otras por investigar y descubrir. Por todo ello la preocupación y ocupación en la obra de Lagasca por parte de las instituciones españolas y aragonesas, sería de notorio agradecimiento para la historia de la ciencia en general, y para los encinacorberos y aragoneses en particular.
En Encinacorba tiene su casa natal, su tumba y desearíamos la construcción de un centro de interpretación para difundir su figura y su obra.
Chusé María Cebrián Muñoz

jueves, 24 de diciembre de 2009

Cuadernos 54 La placa de Lagasca en El Ayuntamiento

FERNANDO SOLSONA
Fernando Solsona ha sido una destacada personalidad en la vida científica y cultural zaragozana. Radiólogo de profesión y de vocación, sin embargo, fue más conocido a nivel popular por su afición y dedicación a la Jota Aragonesa. Presidente del Ateneo de Zaragoza promovió y viajó a Encinacorba para colocar la losa, que abajo reproducimos, en la fachada del Ayuntamiento. Era el año 2001, desde esas fechas, no conocemos ninguna otra actividad del Ateneo de Zaragoza en relación con nuestro paisano.
El autor del libro, "La Jota cantada"
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Losa del Ateneo de Zaragoza a Mariano Lagasca en junio del 2001
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La LOSA del Ateneo a Lagasca figura bajo el rótulo del Ayuntamiento en la fachada de la Casa Consistorial de Encinacorba. No son precisamente, LOSAS, lo que necesita Lagasca, sino estudio, trabajo y difusión de su obra.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cuadernos 53 Traslado de los restos de Lagasca a Encinacorba

TRASLADO DE LOS RESTOS MORTALES DE MARIANO LAGASCA
DESDE POBLENOU A ENCINACORBA
OCTUBRE DE 1996
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Con motivo de ciertas obras en el cementerio catalán de Poblenou, y no encontrándose herederos que se hicieran cargo de las costas del traslado de sus restos a una nueva ubicación, se decidió, depositar sus restos en una fosa común. Un estudiante alertó al Jardín Botánico de Madrid del suceso y Juan Gasca saló nos relata lo que después sucedió.
“Monseñor Borobia, Obispo Auxiliar de Zaragoza y miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo en Encinacorba recibieron de forma solemne los restos mortales de su ilustre hijo, Mariano Lagasca. Los restos de este ilustre botánico aragonés, fallecido en Barcelona a los 62 años estuvieron a punto de ir a la fosa común del cementerio de Poblenou al no tener herederos que se hicieran cargo de las tasas de su sepultura. La afortunada intervención de un estudiante que alertó al Jardín Botánico de Madrid y publicó una carta en un diario catalán puso sobre la pista al Justicia de Aragón, quien tras las oportunas gestiones y la colaboración de la Diputación Provincial de Zaragoza consiguieron que el naturalista repose de nuevo en su localidad natal tributándole un merecido homenaje como una verdadera lumbrera entre los botánicos de su tiempo. La “Flora Española” es su obra predilecta. Recibidos sus restos mortales en la iglesia parroquial las exequias fueron oficiadas por Mons. Carmelo Borobia, Obispo Auxiliar de Zaragoza.”

sábado, 19 de diciembre de 2009

Cuadernos 52 Lagasca en "El buen jardinero"

PUBLICADO EN HERALDO DE ARAGÓN
EL BUEN JARDINERO
Por David Navarro
Mariano Lagasca (Encinacorba, 1776-Barcelona, 1839) es uno de los naturalistas aragoneses más universales. Sus estudios han sido reconocidos por científicos de toda España e incluso en países tan lejanos como Rusia quedaron prendados de sus deducciones sobre la selección de especies para mejorar cultivos. Lagasca llevó a cabo sus investigaciones recopilando miles de ejemplares hasta crear un maravilloso herbario que tuvo un final trágico: acabó en el fondo del Guadalquivir cuando el régimen absolutista de Fernando VII le condenó a un exilio en Inglaterra que duraría 12 años.
Lagasca aprovechó para estudiar la flora británica y llegó a la conclusión de que las plantas cultivadas mantienen una herencia común aunque se trate de especies diferentes. Sus teorías se anticiparon 60 años a las que formularon los padres de la genética vegetal, como el soviético Nicolai Vavilov. Durante un viaje a España en 1927, el científico ruso quedó asombrado de la gran sabiduría del aragonés. Cuando leyó los trabajos que se guardaban en Madrid, aseguró que con Lagasca nació “la primera etapa del cultivo científico de las plantas”. Buscó un libro que recogiera esas ideas, pero no encontró ninguno. La familia del aragonés, conmovida por el interés, donó el único ejemplar que quedaba “para el florecimiento de las ciencias soviéticas”, según narró en su diario el propio Vavilov.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cuadernos 51 Encinacorba es.

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ENCINACORBA, ADEMÁS DE MARIANO LAGASCA, ES:
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LA VIRGEN DEL MAR
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JUAN ANTONIO PELLICER Y PILARES
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DON LUIS PÉREZ DEL CORRAL
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RAFAEL CABEZA
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SILVESTRE SANCHO
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LA BANDA DE MÚSICA
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SANTA QUITERIA
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LA ERMITA DEL ESCONJURADERO
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EL CASINO
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EL MOSCATEL
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LA CRIBATINAJA
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LA ATALAYA
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LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DEL MAR
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EL JAMONERO
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LA FUENTE
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LA ESTACIÓN DE ADIF
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LAS ESPEÑAS
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EL CAMINO REAL
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UN LARGO ETCÉTERA
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Y LA SUMA DE TODOS
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jueves, 10 de diciembre de 2009

Cuadernos 50 Sello de Lagasca

Sello de Mariano Lagasca y Segura de curso legal
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Mariano Lagasca y Segura 1776 - 1839
Botánico. Natural de Encinacorba
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Sello personalizado realizado por Correos de España.
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Cada pliego contiene 25 sellos por un valor total de 25 euros.
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viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuadernos 49 Biografía de Lagasca por V. Martínez

MARIANO LAGASCA: UN BOTÁNICO DE FAMA MUNDIAL
Por: Vicente Martínez Tejero
( VI )
LA MUERTE

Fallecido Fernando VII y dictada la amnistía por la Reina María Cristina, regresó a Madrid tras recibir honores a su paso por Francia. Las intrigas de sus enemigos no lograron impedir que fuera confirmado como Director del Jardín Botánico; no obstante, cansado y enfermo, a finales de 1838 marchó a Barcelona en busca de clima más favorable.El Obispo de Barcelona le brindó alojamiento y amistad y allí, a orillas del Mare Nostrum fallecía el 28 de junio de 1839 el botánico universal a quién, desde el punto de vista humano, no cabe mejor título que el de persona decente.Yánez participó destacadamente en distintos actos celebrados en la capital catalana tras la muerte del botánico y publicó la mencionada biografía, ofreciendo en portada la amplia lista de honores recibidos por este a lo largo de su vida.Además del género que le dedicara Cavanilles, veinte especies, aproximadamente, llevan el nombre de Lagasca como perpetuo homenaje de diferentes botánicos españoles y extranjeros. Su categoría científica siempre se ha reconocido internacionalmente; más de la mitad de los numerosos trabajos referentes a su obra, catalogados en el Repertorio bibliográfico sobre historia de la botánica de Aragón por el Departamento de Historia de la medicina de la Universidad de Zaragoza, proceden de autores extranjeros.Sus publicaciones y obras manuscritas fueron descritas detalladamente por Reyes Prosper en 1917.Lagasca observó que las plantas cultivadas son, generalmente, mezclas de especies y variedades diferentes; este descubrimiento así como sus estudios sobre selección de especies para mejorar los cultivos, fueron divulgados gracias a los escritos del biólogo holandes Hugo de Vries.El investigador portugués Malato Beliz, tras estudiar comparativamente la ley de las series homólogas en la variación, enunciada en 1922 por el ruso Nikolai Vavilov, y la clasificación de los trigos realizada por Lagasca en 1816, ha puesto en evidencia cómo un siglo antes de publicarse la Ley de Vavilov, el español se había dado perfecta cuenta de los principios que la informarían, utilizándolos ampliamente en su trabajo lúcido sistemático.Otros destacados naturalistas como Decandolle, Hooker, Boissier, Kunht, Webb, Humboldt, Schulter, etc, se han referido elogiosamente en sus obras al botánico de Encinacorba que logró incluir su nombre en la historia de la biología.

martes, 1 de diciembre de 2009

Cuadernos 48 Ley de las series homólogas en la variación

MARIANO LAGASCA Y LA "LEY DE LAS SERIES HOMÓLOGAS EN LA VARIACIÓN" DE NIKOLAI VAVILOV (*)
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j. Malato-BelizEstaçao de Melhoramento de Plantas, Elvas, Portugal
(Recibido el 1 de octubre de 1976)
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Resumen. El autor recuerda el contenido de la "ley de las series homólogas en la variación" enunciada en 1922 por VAVILOV, y describe los fenómenos de la regularidad y paralelismo en la variación, bases en la que se fundamenta. Analizado el esquema de clasificación de los trigos españoles usado por LAGASCA en 1816 y adoptado en el herbario de la Ceres hispánica,, en colaboración con Clemente, y comparándolo con las líneas de orientación de VAVILOV, deduce que, no obstante no haber formulado ninguna ley, el botánico español conoció y usó ampliamente los principios de la variación regular y paralela que, un siglo más tarde, habían de rcibir forma de ley.
***
Hace ya muchos años, cuando afanosamente intentaba componer un cuadro taxonómico de los trigos, a nivel específico y de variedad, a través de la inmensa bibliografía especializada y con vistas a compilar una información sistemática básica para estudios agronómicos, recuerdo la impresión producida por la notable obra del investigador ruso NIKOLAI VAVILOV, a quien se debe la introducción de los grupos eco-morfológicos en la sistemática de cereales.
Los conceptos expuestos por él habrían de ser desarrollados posteriormente y usados ampliamente en la taxonomía de las plantas cultivadas, tal como se observa en la magnífica obra monográfica sobre trigos de C.A. FLAKSBERGER, que, sin duda, corona una época de oro en esta rama de la sistemática vegetal. En cierto modo, los principios de VAVILOV y los esquemas de FLAKSBERGER revolucionaron los cuadros clásicos de la sistematización de plantas cultivadas, añadiendo a los caracteres diferenciales de origen eco-geográfico.
Desde ese momento se utilizan normalmente los llamados caracteres "ecomorfológicos", tanto para reunir en grupos como para denominar las entidades taxonómicas, en especial las de orden subespecífico.
Sucede que en el origen de los célebres trabajos de VAVILOV, cuyos resultados tuvieron tan importante repercusión en l abase de la sistemática de las plantas, a la que proporcionaron un cariz más natural, encontramos el estudio y la observación de una inmensa colección de plantas, en su mayoría cultivadas, que tanto dicho investigador como sus colaboradores recolectaron pacientemente en sucesivas y minuciosas exploraciones botánicas, realizadas en muchas y variadas regiones; sin duda alguna, entre dichas colecciones, la de trigos fue una de las más valiosas del mundo.
El examen minucioso del material coleccionado, tras muchos años de cultivo cuidadoso, le permitió anotar el poliformismo extraordinario de las plantas estudiadas. Aún más, le fue posible verificar que, a pesar de dicha variabilidad elevada, existia un cierto paralelismo y regularidad en la variación de caracteres entre los propios grupos vegetales. Son sus palabras: Al estudiar con detalle la composición racial en la vegetación mundial, pueden observarse ciertas regularidades en la diversidad de variedades y razas incluidas en las especies lineanas, a pesar de su extraordinario polimorfismo (VAVILOV 1922)
El análisis detallado de estos hechos indujo a VAVILOV a la formulación de su célebre "ley de las series homólogas en la variación" que presentó a la Conferencia de Saratov, en 1920, y desarrolló posteriormente (VAVILOV, 1929 y 1922). Según dicha ley: hereditaria.En general, especies lineanas afines se caracterizan por series de variedades similares y paralelas; y, como regla, cuanto mayor es la proximidad genética de dicha especie (lineones) más exacta será la semejanza de su variabilidad morfológica y fisiológica. Especies (lineones) estrechamente correlacionadas genéticamente tienen en consecuencia, series semejantes de variación hereditaria.
A su entender, de lo dicho se deduce que las series similares de variación que caracterizan a especies y hasta géneros más o menos relacionados entre sí, presentan tal regularidad que, conocida la sucesión de variedades en un género y especie, podrá preverse la existencia de formas próximas y hasta de diferencias genotípicas similares en otros géneros y espcies, siendo más completa dicha semejanza cuanto mayor sea la afinidad entre esas especies o géneros. Y, en general, las familias, en conjunto, están caracterizadas por una serie de variabilidad definida que se comporta de una manera semejante en todos los gèneros de la famillia.
Al desarrollar los fundamentos desu ley, el autor indicó series de caracteres homólogos para distintos taxones cuyos paralelismo de variación permite la construcción de esquemas de clasificación. Entre otras muchas, y en particular para el caso de los trigos, considera, por ejemplo:
Espigas
aristadas (semi-aristadas)
mochas
blancas (amarilas)
rojas (color castaño)
negras (cenicientas)
lampiñas
vellosas
flojas
compactas
intermedias
simples
ramosas
Grano
involucrado
libre
blanco (amarillento)
rojo (castaño)
Caña
hueca (fistulosa)
maciza
Aunque se considera que se debe al norteamericano MIVART, en 1871, la primera referencia a una "ley de variación homóloga", en su obra Sobre el origen de las especies, el fenómeno de la regularidad en la variación había sido ya demostrado e indicado con anterioridad. Así, entre otros, ST. HILAIRE (1828) y DRESSER (1860) desarrollaron la idea de la "uniformidad en la diversidad", mientras que DUVAL-JOUVE (1865) en sus Variaciones paralelas de tipos con géneres trata ampliamente dela misma materia.
Y no solo se ha podido comprobar este tipo de variación en el reinovegetal, ya que también ha sido referido, paralelamente, a los animales, como demuesra, entre otros autores, el entomólogo WALSH (1863).Con posterioridad a MIVART, también SACCARDO (1896) y ZEDERBAUER (1970) presentaron ejemplos claros de regularidad en la variación en hongos y coníferas. Igualmente, DARWIN (1905) y DE VRIES en su célebre Teoría de las mutaciones, se refieren a la existencia de series de variación.
***Ahora bien, el interés, en este momento, de recordar la célebre “ley de las series homólogas en la variación” que VAVILOV enunció en el primer cuarto de este siglo, y de mencionar algunas de las “semillas” que condujeron a la ennciación de la misma, materializadas en las obervaciones de diversos científicos, especialmente de la segunda mitad del siglo pasado y del comienzo del actual, estriba en el hecho de que también durante la revisión bibliográfica mencionada al principio, me di cuenta de haber existido un científico que más de un siglo antes que el citado investigador ruso (exactamente 104 años antes), no solo tuvo conocimiento perfecto del paralelismo en la variación de los caracteres de las plantas, sino que lo había aplicado a su esquema de clasificación de trigos.Este investigador erudito, grande entre los grandes de su época y gloria de la ciencia española, se llamó MARIANO LAGASCA Y SEGURA.En efecto, LAGASCA, a pesar de su vida azarosa que todos conocemos, tuvo el enorme mérito de reunir, como botánico y herborizador, una extraordinaria colección de los trios cultivados en España en su época, la cual, en colaboración con CLEMENTE, constituyó la llamada Ceres hispánica, que alcanzó casi dos mil muestras.Uniendo a su afán de botánico el de un verdadero agrónomo y mejorador de plantas, en muchos años de trabajo paciente, cultivo, seleccionó y observó cuidadosamente con ojos escrutadores la gran colección reunida. Por desgracia, el resultado completo de este notable trabajo que preparó amorosa y exhaustivamente en colaboración con su amigo CLEMENTE, no llegó a ser publicado, tal como habían proyectado los dos ilustres botánicos, y solamente más de un siglo después se nos ha mostrado, en toda su grandeza, gracias a la obra de TÉLLEZ MOLINA Y ALONSO PEÑA (1952).Lo cierto es que el minucioso estudio a que procedió, la cantidad y diversidad del material examinado, y su notable aptitud de botánico e investigador, le permitieron observar la existencia de series homólogas en la variación de los trigos, conocimiento que pone claramente en evidencia en el tratamiento de los tritici especies sativae en su principal obra (LAGASCA, 1816).Como VAVILOV, en 1992, también LAGASCA, en 1816, consideró en la separación de los trigos españoles: espigas aristadas y espigas mochas, espigas blancas y espigas rojas, espigas lampiñas y espigas vellosas, espigas flojas y espigas densas, espigas simples y espigas ramosas; grano involucrado y grano libre; caña hueca y caña maciza, entre otros.Mientras tanoto, ya TÉLEZ MOLINA Y ALONSO PEÑA (1952) señalaron muy bien que los autores de Ceres hispánica habían sido llevados a considerar nuevas especies de trigo, atendiendo por ejemplo a que el carácter velloso o lampiño de las glumas usado en las definiciones lineanas de ciertas especies, les fuerza a establecer las correspondientes con el carácter opuesto. Igualmente, la presencia o ausencia de barbas en un nuevo motivo para desdoblar alguna otra.Como consecuencia, el conocimiento previo de la regularidad y paralelismo en la variación de los trigos, es usado por LAGASCA Y CLEMENTE, como se pone de manifiesto en la Ceres hispánica. De acuerdo con ello, para los trigos blandos, aceptan las designaciones de Triticum hibernun y T. aestivum de Linneo, incluyendo en el primero las formas mochas y lampiñas, y en el segundo las aristadas y lampiñas. Paralelamente, sitúan las formas mochas y vellosas en Triticum koeleri y las aristadas y vellosas en T. hostianun, ambas descritas por CLEMENTE.Para los trigos espelta utilizan idéntico criterio, reservando para T. spelta L. sólo las formas aristadas y lampiñas. Por otra parte, T. arias Clem. Agrupa las formas mochas y lampiñas, miestras que T. seringii Lag. reúne los espelta mochos y vellosos, y T. forskal Clem. Los aristados y vellosos.Procedieron del mismo modo, además, por lo que respectaa T. durum, T. turgidum, T. polonicum y T. dicoccum.Los ejemplos aportados parecen suficientes para dejar bien claro que un siglo antes de que VAVILOV anunciara su “ley de las series homólogas en la variación”, ya LAGASCA se había dado perfecta cuenta de los principios que la informarían, utilizandolos ampliamente en su trabajo de lúcido sistemático, gracias todo ello a una semsibilidad aguda y exquisita, a su enorme poder de observación y a un singular genio científico.Para mayor abundamiento, el propio autor ruso, durante su visita a España en 1927, tuvo ocasión de estudiar el herbario de LAGASCA, escribiendo mucho más tarde el siguiente comentario: “Al iniciarse el siglo XIX los trigos españoles fueron sometidos a una detallada investigación botánica por Lagasca, cuyo excelente herbario de trigos aún se conserva en el Jardín Botánico de Madrid. Podemos ver en este herbario notas del propio Lagasca que prueban que las líneas se han dividido en razas, diferenciadas dentro de los límites de las subespecies botánicas” (VAVILOV 1951).Siendo improbable que los bastos conocientos y la amplia experiencia en la materia del notable científico le hayan permitido ignorar el criterio sistemático usado para los trigos por el botánico español, es una lástima que sus comentarios hayan sido tan exiguos y que no haya tenido el coraje de reconocer limpiamente que otro, mucho antes que el mismo, había usado con inigualable maestría las principios de su “ley”, aunque sis enunciarla.Así pues, siguiendo la voz popular de mi país que, en la simplicidad y sinceridad de sus sentencias y en la rectitud de sus actitudes, obliga dar “lo suyo a su dueño”, he hecho aquí esta aclaración desprovista de pretensiones, con la noción clara de añadir tan sólo un grano de arena al monumental edificio de la grandiosa obra del muy notable MARIANO LAGASCA. Pero a la fecundidad y excepcional nivel de su labor de profesor, de investigador, de botánico, de agrónomo y de experto en mejora de plantas, no está de más añadir también que descubrió y utilizó igualmente “la regularidad y el paralelismo en la variación”, conceptos que, un siglo más tarde, habrían de tener enorme resonancia en los medios cintíficos bajo el nombre de “ley de las series homólogas en la vriación”.

* Trabajo leído en la sesión dedicada a Lagasca en el Simposio commemorativo del centenario del botánico.

Cuadernos 47 Biografia de Lagasca por V. Martínez

MARIANO LAGASCA: UN BOTÁNICO DE FAMA MUNDIAL
Por: Vicente Martínez Tejero
( V )
EL EXILIO

Invadida España por “los cien mil Hijos de San Luis”, tuvieron lugar los trágicos sucesos sevillanos del 13 de junio de 1823 en los que Lagasca perdería para siempre lo más selecto de su herbario, biblioteca y todos sus manuscritos. Por decreto, fueron declarados traidores y reos de muerte los diputados, entre ellos Lagasca, que había votado a favor de la destitución de Fernando VII en la última sesión de Cortes celebrada el 11 de junio. A través de Cádiz y Gibraltar, logró huir a Inglaterra con los liberales que salvaron la vida en la durísima represión que siguió al triunfo absolutista.Desde 1819 pertenecía a la Sociedad Hortocultural de Londres y había mantenido frecuente correspondencia con distintos botánicos ingleses, Hooker, Brown, Lindley, etc., que le hicieron menos penoso el destierro y le abrieron las puertas del jardín Botánico de Chelsea donde continuó sus trabajos.
Pronto envió a Cádiz la primera monografía redactada en el exilio que sería publicada en el periódico de la Sociedad Medico-Quirúrgica; en ella se lamentó por la pérdida de sus manuscritos, libros y herbario y dio a conocer dos especies españolas nuevas que describió de memoria.
Colaboró en distintos periódicos de la emigración; en Repertorio Americano publicó traducida del latín, una parte de la obra de Martius acerca de las plantas medicinales del Brasil y en Ocios de Españoles Emigrados, vieron la luz Observaciones sobre la familia natural de las plantas aparasoladas.
De Hortus Siccus Londinensis solo logró ver impresos cuatro fascículos y algunos estudios no se publicaron por falta de suscriptores. El dinero obtenido por la clasificación del herbario traído de la India por un viajero inglés le permitió sacar de España a su familia. En 1826 y 1827 publicó en The Gardener´s Magazine varios trabajos acerca de jardines y de recreo.
Tuvo oportunidad de viajar a Chile como botánico y Smith le propuso para Catedrático en una Universidad norteamericana. En cualquier caso no atravesó el Atlántico como sus coetáneos Azara, Sessé. Boldó, Castillo, etc, naturalistas aragoneses que pocos años antes, habían realizado notables trabajos biológicos en América.
Participó activamente en la revisión del Diccionario de las lenguas Española e Inglesa de Newman y Baretti que dirigió su antiguo colega y amigo, Mateo Seoane. Las relaciones con sus compatriotas alcanzaron el fruto máximo en la creación del Ateneo Español de Londres, institución destinada a la enseñanza gratuita de los hijos de exiliados. Con numerosos alumnos inscritos y gracias a las gestiones de Núñez de Arenas, Mendíbil y Lagsca, la apertura del Ateneo pudo celebrarse el 16 de marzo de 1829, impartiendo éste las clases de botánica.
El clima londinense no resultó favorable para sus afecciones respiratorias que degeneraron en catarro crónico, viéndose obligado a pasar a la isla de Jersey donde residiría desde 1831 hasta 1834.
En esta isla desarrolló una notable labor científica y técnica; formó un herbario de fanerógamas y helechos, redactó un catálogo genral de flora local y asesoró a algunos agricultores para que mejorasen sus cultivos; uno de ellos le escribiría a España, años más tarde, para agradecerle sus enseñanzas. El gobierno inglés que en principio había prohibido la importación a Inglaterra de cereales procedentes de Jersey, tras estudiar las muestras de granos obtenidos siguiendo los consejos del aragonés, no sólo revocó la prohibición sino que declaró a Jersey semillero nacional.
De los numerosos liberales exiliados en Inglaterra, sólo Lagasca mantuvo una actividad creadora propia de su brillante pasado.
Su estancia en las islas le permitió estudiar el herbario de Linneo y en definitiva, modificar la imagen de la ciencia española que circulaba por Europa y que sería definitivamente desterrada por Cajal.